Imperios y multitudes

Tenemos suerte de llegar a Azrou en martes, que es el día del mercado berber semanal. La experiencia es intensa, es como viajar a la edad media o algo así, sólo que ahora hay plástico. Hay de todo, desde ganado hasta bombillas, pasando por frutas y verduras, muebles y ropa de segunda mano. El humo de las barbacoas envuelve el ambiente y las voces de los mercaderes anunciando sus productos pone la banda sonora.

Tenemos la misma sensación de viajar en el tiempo cuando llegamos al zoco de Fez, con las estrechísimas callejas llenas de gente donde las tiendecitas venden carne de camello, caracoles, olivas, frutas y verduras, pan, etc. Tenemos además la oportunidad de admirar trabajos de filigrana en lámparas de cobre y latón y también grandes cantidades de delicadas cerámicas.

Los muros alrededor de la medina también están plagados de rincones interesantes.

Cuando estás en Fez, las tenerías son una visita obligada. Han sido declaradas Bien Cultural de la Humanidad por la Unesco y aparentemente producen el mejor cuero en Marruecos. Desde la terraza que da a las tenerías admiramos también los tejados y edificios de los alrededores. Es también en una de esas terrazas que tenemos el honor de disfrutar de la galleta más cara de todo el viaje (no sólo en Marruecos, sino desde que empezamos el viaje con Polaris el pasado mes de Mayo 🙂

Meknes es la más pequeña de las ciudades imperiales, pero como las otras, tiene unas murallas bonitas y un zoco animado.

Poco tiempo después llegamos a la antigua ciudad romana de Volubilis, que a pesar de tener casi 2000 años de edad, conserva muchos de sus encantos, incluidos muchos mosaicos impresionantes.

Nuestro viaje continua hacia Chefchaouen, la ciudad azul. El nombre le viene del hecho de que en la ciudad vieja el 90% de las casas está pintado de este color. Paseamos por sus callejas empinadas y llegamos a la conclusión de que hay probablemente demasiados turistas, pero la ciudad tiene su mérito.

Nuestro viaje por Marruecos termina en Tánger, que tiene rasgos más occidentales que las otras ciudades que hemos visitado. Oímos hablar español en muchas esquinas. Es de todas maneras una ciudad agradable. Y desde aquí, con un sentimiento cálido en nuestros corazones, nos despedimos de nuestros buenos tiempos en Marruecos, este país sorprendente y lleno de facetas. Hasta pronto.

 

Top 3 de Marruecos

Marruecos es un papis fascinante que ha dejado una impresión en nosotros. Aquí están los Top 3 de cada uno.

Top 3 Isabel

  • Oasis. Había leído acerca de ellos en las viejas historias del Oriente Medio. Casi siempre descritos como islas de fertilidad en medio del desierto, sitios románticos donde los viajeros podían curar sus cuerpos y sus almas del hambre, la sed y la soledad del desierto. Y eso es exactamente lo que son. Increíbles extensiones verdes cubiertas de palmeras, hierba y agua, que emergen del desierto como un milagro. Son pintorescos, románticos y llenos de vida
  • Mercados. Los mercados en Marruecos son un caos maravillo, saturado de cosas, todo tipo de cosas, desde joyas a naranjas, desde antigüedades a carne de camello, desde ganado a ropa, desde artesanía hasta especias. Y gente, mucha gente, vendiendo y comprando, negociando
  • Emprendedores. Esa es la palabra que parece definir el carácter del pueblo marroquí. Grandes comerciantes cara a cara, en las distancies cortas. En cada rincón del país, no importa lo remoto que sea, siempre puedes encontrar a alguien intentando ganarse la vida con un pequeño puesto o una tienda, improvisados o permanentes. Familias intentando vender su pequeña cosecha de aceite de argán al borde de la carretera, jóvenes vendiendo fósiles o minerales en el  desierto, agricultores vendiendo su cosecha de mandarinas desde la parte trasera de una camioneta, panaderos que te entregan el pan a la puerta de la auto caravana. Todos esforzándose e intentando progresar

Top 3 Christian

  • Paisaje. Entrar al país por Tánger al principio fue un poco decepcionante – Marruecos era mucho más verde de lo que yo estaba esperando. Colinas onduladas salpicadas convocas y ovejas, que podrían haber estado en cualquier parte de Europa. Al ir conduciendo hacia el sur y hacia el interior me impresionó la variedad de paisajes que el país ofrece. Desde altas montañas cubiertas de nieve hasta verdes oasis, desde un monótono desierto pedregoso hasta las dunas del pre Sahara. Verdaderamente un amplio espectro
  • Cielo nocturno. Es verdad que hemos estado en algunos rincones bastante remotos de Marruecos, pero en general, dejando de lado las grandes ciudades, la contaminación luminosa es mínima. No recuerdo haber visto tan claramente la Vía Láctea en ninguno de mis otros viajes recientes
  • Olores. ¿Qué puedo decir? Aunque no todo el mundo estará de acuerdo conmigo, Marruecos tiene mucho que ofrecer cuando se trata de olores 🙂 No todos son favorables para la nariz, pero cuando entras a un zoco, no hay nada mejor que seguir tu olfato. Todas las especias, las frutas y verduras, los inciensos y los pequeños puestos de comida ofreciendo su selección, ¡uhmmmm! Por supuesto también están las secciones del pescado y la carne, pero en general, un caleidoscopio muy interesante de olores 🙂